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Jonatan García y Esteban Topo Mena, fin a la expedición al Gangapurna

Las condiciones han obligado a Jonatan García y Esteban Topo Mena a abandonar su intento a los 7.455m del Gangapurna.

Campo base en Gangapurna. Al fondo, el Ganderba Chuli. Foto: Esteban Topo Mena.
Campo base en Gangapurna. Al fondo, el Ganderba Chuli. Foto: Esteban Topo Mena.
Las expediciones exploratorias tienen un grado de incertidumbre muy alto. Nunca se sabe lo que se puede encontrar, y menos cuando visitas las montañas en una época en la que no sabes lo que te vas a encontrar.

El vasco afincado en Benasque Jonatan García y el ecuatoriano Jonatan García decidieron acudir totalmente solos al apenas intentando Gangarpurna, una montaña de 7.455m apenas visitada, con dos vertientes muy técnicas protegidas por grandes murallas, y que tan solo cuenta con 2 vías abiertas entre sus dos vertientes. Y decidieron hacerlo en marzo.

“¿Por qué marzo?”, comenta Esteban. “Habíamos escuchado y experimentado antes,que parte del mejor clima en esta área llega en marzo. Después de todo enero observando el clima de cerca y algunos datos provenientes de amigos que viven cerca de los Annapurnas sugiriendo que diciembre tuvo bastante nieve, pensamos que un enero soleado podría haber llenado algunas líneas que teníamos en mente con preciosas y espesas líneas de hielo en los aspectos orientados al sur”.

“Lamentablemente, no ha sido así”, nos cuenta Jonatan García. “Hemos encontrado una combinación muy mala: abajo una cantidad de nieve que no nos permitía casi movernos, y las posibles vías de escalada sin formar, secas”.

Acudieron a la montaña en helicóptero, porque la aproximación es muy compleja “muy peligrosa. No había personas dispuestas a portear hasta allí, y no nos sentíamos bien presionando a los aldeanos para que hicieran algo que pudiera atentar contra su bienestar”, continúa Esteban Mena.

Finalmente instalaron su tienda de campo base a 4.700m, tras elegir la cara sur de la montaña. Allí esperaban encontrar una línea de hielo que les había hecho “sudar las manos y brillar los ojos”. En el caso de que no estuviera en condiciones la pared, pensaban intentar subir por la cresta oeste.

Ambas posibilidades han resultado imposibles. “No se formaron todas las líneas que creíamos posibles. Empezamos a hablar más seriamente de la opción de ir por la arista O; en cualquier caso, decidimos que lo que necesitábamos primero era aclimatarnos un poco y explorar la aproximación a la base”.

El 9 de marzo partieron. Topo Mena afirma que hasta los 5.100m todo fue bien. “Nos encontramos con un terreno fácil y divertido y estábamos hablando de la buena progresión que habíamos hecho hasta ese momento. Lentamente empezamos a tener nieve hasta la cintura que a veces era lo suficientemente profunda como para mantenerte atrapado por un tiempo luchando para salir solo para que pudieras dar otro paso. Después de unos doscientos metros de esto, riéndonos cuando el otro parecía atrapado hasta el cuello, justo cuando nuestro GPS marcaba 5400m, decidimos que esta vez no iba a ser posible.

Las temperaturas frías y la dirección de los vientos, además de la nieve profunda/facetada que encontramos bajo una capa afectada por el viento de ~15 cm, fueron suficientes para hacernos darnos cuenta de que las condiciones no iban a cambiar ni un poco en el futuro cercano o tal vez durante el resto de la temporada, al menos en el largo y comprometido acercamiento a la línea de nuestros sueños. Las vistas de una pared más seca de lo esperado, combinadas con las condiciones para llegar a la base, fueron la sustancia de nuestra decisión de volver a intentarlo en el futuro, pero después de que el monzón visite estas montañas. Después de unas horas discutiendo opciones e ideas, con el corazón medio roto por no haber podido siquiera probar la pared, decidimos llamar al helicóptero para salir”.

Su tiempo era limitado, debido a que Esteban debe estar presente trabajando como guía en la temporada que comienza en los ochomiles. Además, han comprobado de primera mano que, en una pared tan vertical y técnica, el hielo y la nieve que se forman a comienzo del invierno pueden permanecer en la base, pero no en la pared, como bien dicen, después de que el monzón visite estas montañas, cargándolas de humedad y hielo. “Permanecer inactivos en CB durante al menos un par de semanas no era una posibilidad, e incluso en este caso, para cuando las temperaturas cálidas consolidaran el manto, entonces el poco hielo presente podría haber desaparecido. El riesgo de permanecer en un lugar así, rodeado de seracs supera las esperanzas de posibilidades a mejores condiciones, tal riesgo no era justificable por tanto tiempo sin escalar”.

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